jueves, 9 de julio de 2020

Blue Goat 9

Está siendo el verano más extraño de la historia, por lo menos de mi historia.  Temperaturas infernales por debajo del paralelo cuarenta y nueve, invernales por encima, o por lo menos, muy húmedas, con descarga continua de los cúmulos tormentosos (esto evita tener que ir todos los días a regar el huerto) que a la par evitan que el sol caliente, lo cual es una bendición. Los bosques también se benefician, que llevaban ya dos años pasándolo fatal y con grave riesgo de ser devorados por los incendios que se ceban en otros lugares.

Aún sin sol, los tomates medran --¿quién lo iba a decir?--, en estas costas del caudaloso río Rin. Patricia apunta, mejor que el sol continúe oculto, porque si no, en dos días, tendríamos toda la cosecha. Por esto, nos apresuramos en guardar y limpiar frascos, para poder hacer conserva de tomate que dure hasta el invierno. Yo prefiero preparar gazpacho, ligero, nutritivo, refrescante. Importando nuevos hábitos en la cocina de los alemanes

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